¿Quiénes deben acudir al médico internista? – La labor de este profesional se dirige especialmente a la atención de pacientes con patologías que afectan a diferentes órganos. Además, trata patologías de difícil diagnóstico, a pacientes pluripatológicos, el control de factores de riesgo cardiovascular, el control de la diabetes tipo 2, maneja patologías infecciosas y auto inmunes, enfermedades tromboembólicas y de insuficiencia cardíaca.
Entre las afecciones más comunes que trata esta especialista encontramos la hipertensión arterial, diabetes, problemas de tiroides y colesterol. Desde el ámbito médico se recomienda que todas aquellas personas con patologías o síntomas de posibles enfermedades acudan a la consulta del médico internista.
También deben acudir aquellos con factores de riesgo como el tabaquismo, sobrepeso o alcohol, entre otros. El grupo de edad de los mayores de 40 años sin factores de riesgo deben acudir anualmente a un chequeo con el internista. De esta forma se consigue diagnosticar precozmente patologías futuras que se puedan desarrollar, además de llevar un control de patologías ya existentes evitando posibles complicaciones.
¿Qué es lo que cura un internista?
Principales funciones de un médico internista – Los médicos internistas están capacitados para intervenir en varios tratamientos, en algunas ocasiones pueden actuar como médicos familiares o generales, pero sus principales funciones son las siguientes:
- Tratamientos hospitalarios.
- Atención en consulta externa.
- Diagnosticar pacientes con enfermedades que afectan a diferentes órganos.
- Revisiones periódicas.
- Asistencia a adultos mayores con patologías como diabetes, insuficiencia cardiaca, entre otros.
- Seguimiento a pacientes.
- Ayudar y dirigir al enfermo.
- Revisar los exámenes sean de laboratorio o radiografías.
De esta manera se puede identificar cómo un médico internista reúne las funciones de varios especialistas; aunque cada especialidad desempeña un rol muy importante dentro del área de la salud, al mismo tiempo se complementan. .
¿Qué es mejor un médico general o internista?
Habilidades necesarias – Siempre, los médicos generales son entrenados para diagnosticar y tratar un espectro entero de problemas médicos en pacientes de todas las edades. Pero los médicos internos, han llevado una preparación y nivel de conocimiento más profundizado hacia los problemas de salud comunes en los adultos.
Debido a que los médicos internos se concentran solamente en adultos. Esto les permite diagnosticar un amplia variedad de enfermedades que comúnmente afectan a los adultos y a llevar casos complicados donde múltiples condiciones pueden afectar a un solo paciente.
Mientras que los médicos generales tienen una más amplia gama de trabajo y usualmente atienden personas de todas las edades y tipos de problemas. Y por ejemplo pueden tener mayor conocimiento y experiencia en algunas enfermedades de niños o adultos mayores que las tendría un médico interno.
La realidad es que ambos tipos de médicos encontrarán una variedad de condiciones y enfermedades en diferentes pacientes. Dos mismos turnos de trabajo no serán iguales. Es por eso que en ambos el pensamiento crítico es crucial para observar y entender un nuevo conjunto de síntomas con cada nuevo paciente.
Y como mencionado previamente, los médicos internos tienden a enfrentan enfermedades o condiciones más serias con cada paciente. Así que la habilidad de trabajar bajo presión es también imperativo. Los médicos generales también deben de tener habilidades de razonamiento fuertes.
¿Cómo es una consulta con un internista?
Las fases del reconocimiento médico: –
- Historia clínica , primero se deben recabar los antecedentes familiares y personales del paciente, además de los signos y síntomas que experimenta en su enfermedad.
- Examen físico , para poder obtener datos objetivos o signos relacionados con el motivo de consulta del paciente se debe realizar una exploración física.
- Pruebas complementarias , para descartar o confirmar un diagnóstico clínico se solicitan pruebas eficaces.
Un médico internista es capaz de diagnosticar y tratar enfermedades, raras, complejas y graves que afectan a diversos órganos internos, mediante tratamientos con medicamentos o procedimientos físicos, con una visión global e integral del paciente.
¿Qué diferencia hay entre un médico internista y un médico familiar?
El internista no se ha formado para trabajar en un Centro de Salud; es un profesional hospitalario. El médico de familia/médico general no se ha formado para trabajar en el hospital; es un profesional de Atención Primaria. Estas dos contundentes afirmaciones probablemente hieran a algunos médicos de familia que trabajan en los hospitales y a algunos internistas que trabajan en Centros de Salud pero, paradójicamente pueden sentar las bases de un proyecto de colaboración con un inmenso potencial de innovación.
- A comienzos de la década de los años 80, se vio claro que la consecución del objetivo milenarista de Salud para Todos en el año 2000 pasaba inexorablemente por una profunda reforma de la Atención Primaria;
Para ello era necesario un nuevo tipo de profesional que, recogiendo la herencia del tradicional médico de cabecera de nuestro país, adquiriera una formación polivalente capaz de realizar un abordaje integral de la salud y la enfermedad. Surge así la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria con la participación de algunos de los especialistas hospitalarios más activos y comprometidos con la Sanidad Publica y la incorporación de un aluvión de jóvenes profesionales.
- Esta conjunción determinó que durante los últimos años la Medicina Familiar fuera ganándose un marchamo de progresismo y modernidad;
- En este proceso, el internista, no sólo pierde la etiqueta de exclusividad como clínico generalista bien cualificado, sino que, salvando destacadas excepciones, cede la iniciativa en áreas de conocimiento, como la epidemiología clínica y el control de calidad;
Frente al robustecimiento del generalista en Atención Primaria, el reto hospitalario de las últimas décadas ha sido el de la revolución tecnológica. Las necesidades de investigación y desarrollo de nuevas técnicas diagnósticas y terapéuticas han primado el proceso de hiperespecialización en las diferentes ramas de la medicina antes que los valores de polivalencia e integración que representaba el internista.
- De esta forma, no sólo se han consolidado las diferentes especialidades en servicios autónomos, con presencia incluso en la mayoría de los hospitales comarcales, sino que ha existido una verdadera eclosión de Unidades Funcionales capaces de atender problemas muy específicos con un alto nivel de especialización;
En este entorno la Medicina Interna ha evolucionado tanto hacia la fragmentación en áreas de especial dedicación, que la figura del internista, concebido como clínico generalista en algunos hospitales, se ha encontrado al borde de la extinción. Este proceso de tecnificación y atomización ha contribuido de forma incuestionable al desarrollo de la Medicina en los últimos años pero, colateralmente, ha generado numerosos problemas de difícil solución, como la tendencia a la deshumanización, el aumento exponencial de los costes económicos y el distanciamiento de la investigación de la práctica clínica 1,2.
- El debate desarrollado durante 1994 en torno a la reforma sanitaria en EE;
- UU;
- , ha reforzado el consenso internacional acerca del hecho de que los pilares de cualquier Sistema Sanitario, que quiera ser eficiente, han de ser los médicos de familia / médicos generales 3-5;
El mundo hospitalario, especialmente sensible al impacto del Annals of Internal Medicine 4 o The New England Journal of Medicine 5 , rápidamente se ha hecho eco de esta polémica, buscando una redefinición del papel del internista. Aunque en España hay algunas experiencias que tienden a expandir al internista hacia Atención Primaria, en un modelo más a la americana, la mayoría de las propuestas han ido encaminadas a realzar el protagonismo de los internistas en los Hospitales, como eje de la asistencia hospitalaria integral 6.
El internista como generalista hospitalario y el médico de familia como generalista de la Atención Primaria comparten una misma mentalidad de asistencia integral. ¿Es posible, pues, un modelo de coordinación entre internistas y médicos de familia, que permita mantener la continuidad asistencial dentro y fuera del hospital? Es indudable que las fronteras unen o dividen a grandes aliados o eternos enemigos.
Los internistas y los médicos de familia compartimos una extensa frontera: nuestra formación multidisciplinaria y visión integradora de la Medicina. Estamos por lo tanto destinados a entendernos o a colisionar. Durante los últimos años han dominado más los prejuicios, la competitividad y la indiferencia, que el afán de colaboración.
Prejuicios, por cuanto para muchos internistas el médico de familia sigue siendo aquel joven residente deslumbrado por el hospital, olvidando que la mayoría de las veces es ya un profesional autónomo con años de experiencia.
Competitividad, en la medida que la irrupción de médicos de familia en muchos hospitales ha supuesto una nueva forma de injerencia muchas veces tolerada por la administración. E indiferencia por la escasa relación asistencial entre internistas y médicos de familia tanto en área de consultas como en el área de hospitalización.
- Aunque este panorama parezca poco propicio a un proyecto de colaboración, paradójicamente define un escenario idóneo para la innovación;
- En el área de consultas, el proceso de jerarquización de los especialistas ha contribuido a facilitar el diagnóstico y seguimiento de numerosos problemas ambulatorios especializados, y a mejorar, aunque lejos de un nivel óptimo, la relación con la Atención Primaria 2,7;
El internista como consultor suele ser demandado más como especialista de un área de dedicación especial (infeccioso, colagenosis, riesgo vascular) que en su papel de generalista 8. Sin embargo, el especialista en Medicina Interna puede ofrecer al médico de familia no sólo una inestimable colaboración en pacientes con orientación diagnóstica compleja, con pluripatologías, enfermedades no clasificables y enfermedades sistémicas, sino que también, puede aportar una oferta asistencial razonable en aquellos pacientes con problemas organoespecíficos en fase diagnóstica, e incluso representar una opción válida para cubrir vacíos asistenciales generados por problemas de cualificación o lista de espera en algunas especialidades.
Toda esta oferta asistencial se podría englobar en el seno de la actual estructura sanitaria sin representar grandes modificaciones, y de hecho funciona con gran efectividad en muchos hospitales comarcales.
En el área de hospitalización, la coordinación con Atención Primaria resulta especialmente lamentable, por lo que es el terreno en el cual las innovaciones son prioritarias. La relación entre la hospitalización y la Asistencia Primaria ha seguido manteniéndose a través del filtro de las saturadas urgencias hospitalarias y el informe de alta.
El hospital continúa vedado al médico de familia/médico general. Esto ha propiciado que la población general utilice la urgencia hospitalaria como mecanismo de escape al filtro de Atención Primaria o la lista de espera, para el acceso a la atención especializada.
La colaboración entre el internista y el médico de familia permitiría atender a la mayoría de los pacientes que demandan asistencia hospitalaria desde Atención Primaria. Los pacientes que requieren directamente una asistencia de alta especificidad no suelen generar problemas asistenciales en Atención Primaria, pues habitualmente disponen de circuitos autónomos de derivación.
El enfermo renal crónico, el que se encuentra en un programa de trasplante, el hemofílico, el que está sometido a esclerosis de varices, o el paciente con lupus (por señalar algunos ejemplos), saben perfectamente dónde acudir.
La mayoría de los problemas cotidianos se concentran en los pacientes que se encuentran en fase diagnóstica, en los crónicos reagudizados o en aquellos que requieren asistencia hospitalaria transitoria de escasa complejidad; y es en estos pacientes donde los internistas desarrollan la mayoría de su actividad.
- Un proyecto de coordinación tiene que tener presente que el hospital ha dejado de ser simplemente un hospicio para transformarse en un lugar de concentración de medios diagnósticos y terapéuticos de gran complejidad;
La relación con el hospital no puede ser sólo la conexión con la cama de “hospiciamiento”, sino el acceso al entorno hospitalario y los nuevos dispositivos diagnósticos y terapéuticos que puede ofrecer: hospitalización domiciliaria, hospital de día en sus diferentes acepciones, consultas de diagnóstico rápido, unidades de estancias cortas, unidades sociosanitarias o programas de crónicos.
- Un sistema de enlace entre Medicina Interna y Atención Primaria, tendente a optimizar la utilización de los recursos hospitalarios, tendría que abordar programas específicos que permitieran: En primer lugar , el acceso directo al hospital de pacientes agudos o crónicos reagudizados que requieran cuidados hospitalarios continuos, y cuyo ingreso pueda ser programado y/o demorado;
En la actualidad los internistas se mueven con una presión de urgencias próxima al 100%. Sin embargo, la mayoría de los ingresos corresponden a pacientes cuyo acceso al hospital podría haber sido programado o incluso demorado en márgenes razonables. La urgencia del hospital no tiene por qué ser eternamente la única vía de acceso al mismo.
- Una vía de acceso directo del médico de familia al entorno hospitalario reforzaría el protagonismo de éste y evitaría la sobrecarga e hipertrofia de los dispositivos intermedios;
- El internista no sólo es el especialista que dedica mayor porcentaje de su actividad a la hospitalización, controlando el 50% de las camas de la división médica, sino que además desempeña, y probablemente desempeñe cada vez más, un protagonismo esencial en las nuevas alternativas asistenciales 8;
En segundo lugar , la coordinación para lograr la continuidad asistencial hospitalaria y ambulatoria de pacientes en situación sintomática continua. Existe un reducido núcleo de pacientes que generan un altísimo consumo de recursos hospitalarios. Son pacientes con problemas sociosanitarios, con enfermedades en fase terminal o con enfermedades crónicas continuamente sintomáticas, que suelen caer en una espiral de continuos ingresos y consultas sin uniformidad de criterios ni continuidad asistencial, lo que representa una dificultad adicional para su control.
Estos pacientes no se benefician de la alta especificidad que aportan las diferentes especialidades, y sin embargo, la coordinación del internista con el médico de familia permitiría el adecuado apoyo hospitalario con ingresos programados y unidad de criterios en la terapéutica.
En tercer lugar es necesaria la colaboración para el estudio de pacientes con problemas cuya sospecha clínica no pueda esperar la demora diagnóstica prevista en consultas externas por los medios disponibles. Es necesario generar un circuito de acceso directo al entorno hospitalario que posibilite el estudio de enfermos en régimen de Hospital de día o breves ingresos programados.
El desarrollo de proyectos de esta índole bajo el binomio generalista hospitalario-generalista de Atención Primaria, internista-médico de familia, puede abrir las puertas a un nuevo estilo asistencial cuyos límites aún no han sido explorados.
Cuando tanto se habla de la crisis del Estado de Bienestar, hay que tener presente que hablar de modelos sanitarios no es sólo hablar de macroeconomía. La transformación a la que tenemos que hacer frente los próximos años no puede ser sólo una revolución de economistas y de gestores, sino que exige que los clínicos aportemos soluciones imaginativas y eficaces.
¿Cuánto cuesta una consulta con un médico internista?
Aclara todas tus dudas con una consulta en línea – ¿Necesitas el consejo de un especialista? Reserva una consulta en línea: recibirás todas las respuestas sin salir de casa. Mostrar especialistas ¿Cómo funciona? Buenos días. Depende la ciudad en donde estés y la zona en donde esté ubicado el médico en su ciudad, puede variar desde los $400-1200 o hasta más. Saludos cordiales y muchas gracias por su confianza. Espero haberle sido de ayuda. Buenas tardes. Varia de ciudad a ciudad, los precios fluctúan entre $500 y $1500.
Saludos cordiales y muchas gracias por su confianza. Espero haberle sido de ayuda. Buenas tardes. Efectivamente es variable dependiendo del la zona, pero en promedio por consulta de especialidad está entre 600-1400.
Saludos cordiales y muchas gracias por su confianza. Espero haberle sido de ayuda.
¿Cuáles son las ramas de la medicina interna?
A principios del año nuevo, muchos estadounidenses toman la resolución de hacerse ese chequeo médico que tenían atrasado. Pero pueden confundirse en cuanto a qué tipo de médico deben visitar: a un médico de atención primaria, a un doctor de medicina familiar o a un “internista”.
A veces, el mismo médico encaja en las tres categorías. Para tener una mejor idea de las diferencias entre estos médicos, es importante entender de lo que se trata la “medicina interna”. A los médicos que practican medicina interna se les refiere por varios términos, incluyendo “internistas” o “doctores de medicina interna”.
Pero no los confunda con “internos”. Los internistas usualmente tienen por lo menos tres años adicionales de entrenamiento posgraduado enfocado en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades que afectan a los adultos, incluyendo condiciones crónicas tales como la enfermedad cardiaca.
Muchos médicos de atención primaria también son internistas, lo cual puede añadir a la confusión entre los pacientes, cuando se trata del título oficial de su médico. Tanto los médicos de atención primaria como los doctores de medicina interna están completamente capacitados para presidir en sus exámenes físicos regulares.
Los internistas sin embargo, a veces se conocen como los “médicos de los médicos” porque actúan como asesores para otros médicos que tratan de analizar y diagnosticar los casos de salud difíciles. También está el “doctor de medicina familiar” quien ha completado una residencia en medicina de familia.
- La distinción más grande entre un doctor de medicina familiar y un internista es la edad de los pacientes;
- Los practicantes familiares usualmente ven pacientes de todas las edades – desde los bebés hasta los viejitos;
Algunos doctores de medicina familiar también realizan partos. Los doctores de medicina interna solamente atienden a los adultos, usualmente de 18 años y mayores. La prevención es la clave La atención de salud preventiva es la clave para los internistas, los médicos de familia y los médicos de atención primaria.
Esto se aplica tanto a prevenir el comienzo de las enfermedades crónicas como a prevenir que las condiciones de salud crónicas existentes empeoren. “Cada vez que usted viene para su chequeo anual, nos enfocamos en la prevención”, dijo Yariela Enriquez, M.
(), una internista con Baptist Health Primary Care. “Por ejemplo, si usted tiene la enfermedad cardiaca o la presión alta, nosotros le ayudamos a prevenir que se eleve más, dándole medicamentos. También monitoreamos la presión. Si vemos que no está controlada, le guiamos en cuando a comer más saludablemente, hacer ejercicios, le aconsejamos y le ajustamos sus medicamentos.
Tratamos de prevenir las consecuencias de la presión alta, las cuales pueden ser un infarto cerebral o un ataque al corazón”. Las subespecialidades de la medicina interna incluyen alergias e inmunología, cardiología (enfermedades del corazón), endocrinología (trastornos de las hormonas), hematología (trastornos de la sangre), enfermedades infecciosas, gastroenterología (enfermedades del sistema digestivo), nefrología (enfermedades del riñón), oncología (cáncer), neumología (enfermedades de los pulmones), y reumatología (artritis y trastornos musculoesqueléticos).
Al igual que los médicos de atención primaria, los internistas refieren a sus pacientes a los sub especialistas, a veces para hacerse pruebas de cáncer. “Para la prevención del cáncer, las pruebas son muy importantes”, dice la Dra. Enriquez. “Si se diagnostica temprano, se puede tratar con mejor eficacia.
También podemos referirle a otros especialistas, o sub especialistas en medicina interna si usted requiere exámenes adicionales tales como una colonoscopía para el cáncer de colon (la cual sería realizada por un gastroenterólogo)”.
Cuándo debe ver a su médico Para la mayoría de las personas saludables, las visitas anuales a sus internistas, a su médico de familia o a su médico de atención primaria son recomendadas para hacerse exámenes físicos, pruebas de sangre y laboratorios, y pruebas basadas en su sexo, edad, historial de familia y otros factores.
Sin embargo, si usted es diagnosticado con una condición crónica como la presión alta, la diabetes u otros factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, su médico probablemente recomendará que se haga consultas más frecuentemente.
“Obviamente, si usted no se siente bien, tiene gripe, fiebre, dolores de cabeza o alguna situación de urgencia cuando usted sabe que algo no anda bien, usted busca la atención de un médico inmediatamente”, dice la Dra. Enriquez. “En cuanto a las visitas de rutina, si usted tiene una condición crónica como la diabetes, la presión alta o la enfermedad cardiaca, su médico le recomendará que lo visite cada tres o cuatro meses, o entre tres y cuatro veces al año.